Emilio Prados "En la media noche"
En la media noche
Hubiera preferido nacer
con los ojos quemados
por la luz del desierto
anterior a mi sangre,
que no ver hoy mi vista
igual que lágrimas culpables,
gota tras gota, estéril,
perderse bajo tierra
igual que trigo muerto,
porque no es justo acariciar lo que se ama.
Hubiera preferido nacer
con los labios fundidos,
como las aguas
que nunca han de brotar
y profundas se mezclan
al corazón oscuro de la sombra,
a no sentir mis besos
bajo el olvido deshacerse
y esconder perseguidos
el ardor de su carne
entre las hojas del recuerdo,
porque no es justo acariciar lo que se ama.
Hubiera preferido nacer
tras el vacío superior
de la Nada: en su sueño,
bajo el ancho misterio
de la campana silenciosa
y densa de su espacio,
a no sentir la flor del azahar
como una herida incandescente
en el hueso del alma,
y ver la roja fruta
del naranjo, en sazón,
amarga sobre el suelo
frente al lucero que tapado la mira,
porque no es justo acariciar lo que se ama.
Hubiera preferido nacer
a espaldas de la muerte,
bajo ese enorme mar ilimitado,
donde solo la forma
de un caracol de sal
recoge como un eco
en su concha la angustia
sin tejer de la espuma,
a no sentir como el ala del pájaro,
sin cantar, sobre el árbol se deshace;
mientras mi oído sobre el agua
sólo escucha a los peces
en su sonámbulo vagar
entre las ondas,
porque no es justo acariciar lo que se ama.
Porque no es justo acariciar lo que se ama:
duermo y duermo, ya siempre
con los ojos abiertos,
como la luna nace
sin saber si ya es beso de la sombra
la luz de su cuchilla,
o es solo su reflejo de oro
nueva herida en el cielo,
con la que ha de salvar
la noche misma en la que duerme.
Emilio Prados 1899 - 1962
Jardín cerrado (1946)
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