Fedrico Urales "El nacer de un nuevo mundo"
Federico Urales (Juan Montseny) 1865 - 1942
El nacer del nuevo mundo
La Rusia
oprimida levanta la frente ante sus amos, en guerra con el Japón; se acabó el
amor patrio. Los mineros alemanes salen de los subterráneos para tomar el sol
de la dignidad escarnecidos por sus patronos; se acabó la esclavitud.
Humanidad y dignidad. Es el nacer del nuevo
hombre que no tendrá patria, porque la suya será el mundo; que no tendrá
asalariados, porque todos los hombres serán iguales
Las huelgas por asuntos de salario y
disminución de horas de trabajo, son cosa normal y corriente; significan un
anhelo de mejora que carece de trascendencia y de verdadera significación
revolucionaria. Mas los obreros de Rusia que se niegan a fabricar máquinas de
guerra y a transportar soldados, nada piden, y los mineros de Alemania no se
cruzan de brazos porque se les niegue las mejoras reclamadas, sino porque la
demanda formulada por los humildes obtuvo contestación descortés de sus
señores. Se trata, pues, de una cuestión de moralidad, y aquellos que un día
eran propiedad de los señores, como los perros, hoy, por una revolución mental,
elevan su dignidad a la altura del señor más grande, y en defensa de esa
dignidad arrostran los sufrimientos de la miseria y perturban la vida nacional.
Hay algo aquí que se hunde y algo, al mismo
tiempo, que se levanta.
El caso de Rusia es aun más significativo y
bravo.
La patria, esa patria que fundaron los amos
sobre la ignorancia de los pobres, está en guerra y en peligro de ser vencida.
La patria, que años atrás obtenía el sacrificio de vidas y haciendas, se ve
abandonada hoy por sus hijos cuando más apoyo necesita. ¿Es que la raza humana
degenera? ¿Es que el hombre va abandonando poco a poco sus ideales por falta de
energía física para sostenerlos? ¿Es que vamos á la muerte?
No; es que vamos á la vida, es que asistimos
al nacimiento de un nuevo ser, y como toda nueva vida, va precedida de sangre.
Los obreros de las fábricas de armas de
Rusia se cruzan de brazos ante el enemigo de la patria y se paran mirando
tristemente hacia la Siberia, donde miles de sus hermanos esperan redención.
Hay
algo aquí que se hunde y algo al mismo tiempo que se levanta: se hunde la propiedad,
se hunde la patria, se hunde el señorío, se hunde el salario, se hunde la
religión, se hunde la autoridad, se hunde todo lo que en el corazón y en la
mente del hombre representa esclavitud y vasallaje, y se levanta el ser humano
que ha de vivir libre de parásitos religiosos y laicos y de ideas de muerte.
Es el nacer del nuevo mundo.
En La Revista Blanca. 1 de febrero de 1905
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