Fedrico Urales "El nacer de un nuevo mundo"

 

Federico Urales (Juan Montseny) 1865 - 1942

 
Fotograma del film Nueve de enero de 1905 (1925)


El nacer del nuevo mundo

La Rusia oprimida levanta la frente ante sus amos, en guerra con el Japón; se acabó el amor patrio. Los mineros alemanes salen de los subterráneos para tomar el sol de la dignidad escarnecidos por sus patronos; se acabó la esclavitud.
   Humanidad y dignidad. Es el nacer del nuevo hombre que no tendrá patria, porque la suya será el mundo; que no tendrá asalariados, porque todos los hombres serán iguales
   Las huelgas por asuntos de salario y disminución de horas de trabajo, son cosa normal y corriente; significan un anhelo de mejora que carece de trascendencia y de verdadera significación revolucionaria. Mas los obreros de Rusia que se niegan a fabricar máquinas de guerra y a transportar soldados, nada piden, y los mineros de Alemania no se cruzan de brazos porque se les niegue las mejoras reclamadas, sino porque la demanda formulada por los humildes obtuvo contestación descortés de sus señores. Se trata, pues, de una cuestión de moralidad, y aquellos que un día eran propiedad de los señores, como los perros, hoy, por una revolución mental, elevan su dignidad a la altura del señor más grande, y en defensa de esa dignidad arrostran los sufrimientos de la miseria y perturban la vida nacional.
   Hay algo aquí que se hunde y algo, al mismo tiempo, que se levanta.
   El caso de Rusia es aun más significativo y bravo.
   La patria, esa patria que fundaron los amos sobre la ignorancia de los pobres, está en guerra y en peligro de ser vencida. La patria, que años atrás obtenía el sacrificio de vidas y haciendas, se ve abandonada hoy por sus hijos cuando más apoyo necesita. ¿Es que la raza humana degenera? ¿Es que el hombre va abandonando poco a poco sus ideales por falta de energía física para sostenerlos? ¿Es que vamos á la muerte?
   No; es que vamos á la vida, es que asistimos al nacimiento de un nuevo ser, y como toda nueva vida, va precedida de sangre.
   Los obreros de las fábricas de armas de Rusia se cruzan de brazos ante el enemigo de la patria y se paran mirando tristemente hacia la Siberia, donde miles de sus hermanos esperan redención.
   Hay algo aquí que se hunde y algo al mismo tiempo que se levanta: se hunde la propiedad, se hunde la patria, se hunde el señorío, se hunde el salario, se hunde la religión, se hunde la autoridad, se hunde todo lo que en el corazón y en la mente del hombre representa esclavitud y vasallaje, y se levanta el ser humano que ha de vivir libre de parásitos religiosos y laicos y de ideas de muerte.
   Es el nacer del nuevo mundo.
 
En La Revista Blanca. 1 de febrero de 1905

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