Gabriel Celaya. 110º aniversario de su nacimiento. "Pasa y sigue"
El pasado 18 de marzo se cumplió el 110º aniversario del nacimiento de Rafael Gabriel Juan Múgica Celaya Leceta. El próximo 18 de abril se cumplirá el 30º de su muerte. Valga este humilde homenaje al poeta que nos armó los corazones con sus versos. Recuerdo emocionado de los que seguimos habitando en esta Iberia sumergida.
(Con todo nuestro agradecimiento a Toni Alvaro y Miguel Gamez)
Gabriel Celaya
Pasa y sigue
Uno
va, viene y vuelve, cansado de su nombre;
va
por los bulevares y vuelve por sus versos,
escucha
el corazón que, insumiso, golpea
como
un puño apretado fieramente llamando,
y
se sienta en los bancos de los parques urbanos,
y
ve pasar la gente que aún trata de ser alguien.
Entonces
uno siente qué triste es ser un hombre.
Entonces
uno siente qué duro es estar solo.
Se
hojean febrilmente los anuarios buscando
la
profesión «poeta» —¡ay, nunca registrada!—.
Y
entonces uno siente cansancio, y más cansancio,
solamente
cansancio, tiempo lento y cargado.
Quisiera
que escucharais las hojas cuando crecen,
quisiera
que supierais lo que es abrirse el aire
creyendo
que uno colma de evidencia el instante
con
su golpe de savia y ascendencia situada,
quisiera
que pensarais después de tanto esfuerzo
que
esa gloria y sorpresa fueron luz, fueron nada.
Lloraríais
conmigo la lágrima o la estrella,
lloraríais
verdades de temblor transparente,
caeríais
como gotas de lo espeso afligido
y
en lo pálido y liso diminutos tambores
sonarían
al paso de los números neutros
como
largos sumandos de implacable cansancio.
Lloraríais,
y, ¡ay!, lloro, yo, plural, yo, horadado, desalmándome
lento, sintiendo ya los huesos
que,
sueltos, se golpean, y al fin, desencajados,
baten,
baten, aventan —polvo y paja— mi vida.
Lloraríais
si vierais cómo pienso en vosotros.
Lloraríais,
y, ¡ay!, lloro, lluevo amén mi fatiga.
Da
miedo ser poeta; da miedo ser un hombre
consciente
del lamento que exhala cuanto existe.
Da
miedo decir alto lo que el mundo silencia.
Mas
¡ay! es necesario, mas ¡ay! soy responsable
de
todo lo que siento y en mí se hace palabra,
gemido
articulado, temblor que se pronuncia.
Pensadlo:
ser poeta no es decirse a sí mismo.
Es
asumir la pena de todo lo existente,
es
hablar por los otros, es cargar con el peso
mortal
de lo no dicho, contar años por siglos,
ser
cualquiera o ser nadie, ser la voz ambulante
que
recorre los limbos procurando poblarlos.
A
través de mí pasa: yo irradio transparente,
yo
transmito muriendo, yo sin yo doy estado
al
hombre que si mira parece que algo exige,
y
simplemente mira, me está siempre mirando,
y
esperando, esperando desde hace mil milenios
que
alguien pronuncie un verso donde poder tenderse.
Sonámbulos
acuden a mí los que no saben
si
sufren o si sólo por no muertos del todo
aún
siguen suspirando sin encontrar su forma,
su
expresión absoluta, su descanso y mi olvido.
Y
como quien conjura fantasmas yo pronuncio
palabras
en que dejo de ser quien soy por ellos.
Cuando
grito, no grita mi yo para decirse.
Cuando
lloro, quien llora dentro de mí es cualquiera,
y
es tan sólo en los otros donde vivo de veras.
Mis
cantos son los cantos rodados que una mansa
corriente
milenaria suaviza y uniforma,
y
el murmullo del agua los va deletreando.
¡Oh
jóvenes poetas!, mirad, estoy llamando,
hundido
en ese fondo que aún no ha sido expresado
de
los muertos y el muerto que yo sumo al fracaso.
Decid
lo que no supe, lo que nadie aún ha dicho.
Yo
cumplí lo que pude, pero todo fue en vano,
y
hoy me siento cansado —perdonadme—, cansado.
No
me hagáis preguntas. Cantad cara al mañana
lo
común de la sangre, lo perpetuo y corriente.
No,
al solo yo atenidos, penséis que vuestra muerte
es
la muerte sin vuelta y el fin de vuestro anhelo.
Mientras
haya en la tierra un solo hombre que cante,
quedará
una esperanza para todos nosotros.
Gabriel Celaya (1911 - 1991)
Paz y concierto (1953)
Precioso poema. Te atraviesa el alma.Gracias por compartirlo.
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