En la muerte de Juan Eduardo Zúñiga
El pasado 24 de febrero falleció Juan Eduardo Zúñiga a los 101 años
Su
obra no ha muerto, porque desmonta el mito del entierro de la memoria y
descubre los conflictos derivados de su ninguneo. En el país de las fosas
silentes, Juan Eduardo Zúñiga nunca ha dejado de ser pertinente, menos ahora.
Es el forense de la posguerra: sus personajes nos avisan, dicen que todo
pervivirá, que solo la muerte borrará “la persistencia de aquella cabalgata
ennegrecida que fueron los años que duró la contienda”. Fue el primero en
alertar sobre la necesidad de refrescar la memoria herida, mientras demostraba
que la literatura puede ser sensible y cómplice ante el sufrimiento humano.
Zúñiga nunca fue un cínico, ni defendió esa posición. Lecciones entre cascotes
y escombros, que no han caducado a fuerza de ser silenciado.
P.H.Riaño
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