En la media noche Hubiera preferido nacer con los ojos quemados por la luz del desierto anterior a mi sangre, que no ver hoy mi vista igual que lágrimas culpables, gota tras gota, estéril, perderse bajo tierra igual que trigo muerto, porque no es justo acariciar lo que se ama. Hubiera preferido nacer con los labios fundidos, como las aguas que nunca han de brotar y profundas se mezclan al corazón oscuro de la sombra, a no sentir mis besos bajo el olvido deshacerse y esconder perseguidos el ardor de su carne entre las hojas del recuerdo, porque no es justo acariciar lo que se ama. Hubiera preferido nacer tras el vacío superior de la Nada: en su sueño, bajo el ancho misterio de la campana silenciosa y densa de su espacio, a no sentir la flor del azahar como una herida incandescente en el hueso del alma, y ver la roja fruta del naranjo, en sazón, amarga sobre el suelo fre...