Claudio Rodríguez "La contrata de mozos"
Claudio Rodríguez 1934 - 1999
Fotografía de David Seymour
LA CONTRATA DE MOZOS
¿Qué estáis
haciendo aquí? ¿Qué hacemos todos
en medio de la
plaza y a estas horas?
Con tanto sol,
¿quién va a salir de casa
solo por ver qué
tal está la compra,
por ver si tiene
buena cara el fruto
de nuestra vida,
si no son las sobras
de nuestros años
lo que le vendemos?
¡A cerrar ya!
¡Vámonos pronto a otra
feria donde haya
buen mercado, donde
regatee la
gente, y sise, y coja
con sus manos
nuestra uva, y nos la tiente
a ver si es que
está pasa! ¿A qué otra cosa
hemos venido
aquí sino a vendernos?
Y hoy se fía,
venid, que hoy no se cobra.
Es tan sencillo,
da tanta alegría
ponerse al sol
una mañana hermosa,
pregonar nuestro
precio y todo cuanto
tenemos de
hombres darlo a la redonda.
Hemos venido así
a esta plaza siempre,
con la esperanza
del que ofrece su obra,
su juventud al
aire. ¿Y solo el aire
ha de ser
nuestro cliente? ¿Sin parroquia
ha de seguir el
que es alquiladizo,
el que viene a
pagar su renta? Próspera
fue en otro
tiempo nuestra mercancía,
cuando la tierra
nos la compró toda.
Entonces, lejos
de esta plaza, entonces,
en el mercado de
la luz. Ved ahora
en qué paró
aquel género. Contrata,
lonja servil,
teatro de deshonra.
Junto a las
duras piedras de rastrillo,
junto a la hoz y
la criba, el bieldo y la horca,
ved aquí al
hombre, ved aquí al apero
del tiempo.
Junto al ajo y la cebolla,
ved la mocil
cosecha de la vida.
Ved aquí al
mocerío. A ver, ¿quién compra
este de pocos
años, de la tierra
del pan, de buen
riñón, de mano sobria
para la siega;
este otro, de la tierra
del vino, algo
coplero, de tan corta
talla y tan
fuerte brazo, el que más rinde
en el trajín del
acarreo? ¡Cosa
regalada!
Y no viene nadie, y pronto
el sol de junio
irá de puesta. Próspera
fue en otro
tiempo nuestra mercancía.
Pero esperad, no
recordéis ahora.
¡Nuestra feria
está aquí! Si hoy no, mañana;
si no mañana, un
día. Lo que importa
es que vendrán,
vendrán de todas partes,
de mil pueblos
del mundo, de remotas
patrias vendrán
los grandes compradores,
los del limpio
almacén. ¡Nadie recoja
su corazón aún!
Ya sé que es tarde
pero vendrán,
vendrán. ¡Tened la boca
lista para el
pregón, tened la vida
presta para el
primero que la coja!
Ya sé que hoy es
igual que el primer día
y así han pasado
una mañana y otra
pero nuestra uva
no se ablanda, siempre,
siempre está en
su sazón, nunca está pocha.
Tened calma, los
oigo. Ahí, ahí vienen.
Y así seguimos
mientras cae la tarde,
mientras sobre
la plaza caen las sombras.
(Conjuros 1958)
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